En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.
Solo necesito estar quieto y escuchar. Oiré la palabra en la que la Voluntad de Dios el Hijo se une a la Voluntad de su Padre en toal armonía con ella y sin ninguna ilusión que se interponga entre lo que es absolutamente indivisible y verdadero. A medida que transcurra cada hora hoy, me detendré por un momento y recordaré mo propósito especial de este día:
- Recibir en la quietud la Palabra de Dios.
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