El perdón es la llave de la felicidad.
He aquí la respuesta a mi búsqueda de paz. He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. He quí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en ada recodo del camino y socavar todas mis esperanzas de poder hallar alguna cez paz y tranquilidad. Con esta idea todas mis preguntas quedan contestadas con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre.
La mente que no perdona vive atemorizada y no le da margen al amor para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la confusión del mundo. La mente que no perdona está triste , sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. Sufre y mora en la aflicción, merodeando en las tinieblas sin poder ver nada, convencida, no obstante, de que el peligro la acecha allí.
El perdón es algo que se adquiere. No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. Del mismo modo en que el pecado es una idea que me enseñé a mi mismo, así el perdón es algo que tengo que aprender, no de mi mismo, sino del Maestro que representa a mi otro Ser. A través de el aprenderé a perdonar al ser que creo haber sido y dejaré que desaparezca. Así es como le devuelvo a mi mente en su totalidad a Aquel que es mi Ser que jamás pude pecar.
Cada hora repetiré para mis adentros:
- El perdón es la llave de la felicidad.
- Despertaré del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado y sabré que soy el perfecto hijo de Dios.
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