Mi salvación procede de mi.
Toda tentación no es más que una variante de la tentación básica de no creer la idea de hoy. La salvación parece proceder de cualquier parte excepto de mi. Lo mismo se puede decir del origen de la culpabilidad. Yo no creo que la culpabilidad y la salvación estén en mi mente y s´polo en mi mente. Cuando me de cuenta de que la culpabilidad es sólo una invención de la mente, me daré cuenta también de que la culpabilidad y la salvación tienen que encontrarse en el mismo lugar. Al entender esto me salvaré.
- Mi salvación procede de mi.
- No puede proceder de otra parte.
- Mi salvación no puede proceder de ninguna de esas cosas.
- Mi salvación procede de mí, y sólo de mi.
- Mi salvación procede de mí.
- No hay nada externo a mi que me pueda detener.
- En mí se encuentra la salvación del mundo y la mía propia.
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